A partir de esta afirmación —a saber: “la felicidad consiste en contemplar a Dios en el Cielo”—, muchos enemigos del cristianismo nos han lanzado distintas acusaciones a nosotros, los cristianos. Entre ellas, que caemos en un pesimismo radical, pues ignoramos los problemas reales del ser humano para mirar hacia un cielo cuya existencia desconocemos. ¿Cómo respondemos a esto? Cortito y al pie, con los epígrafes del presente escrito.